Por qué a los incompetentes les va mejor en el trabajo... y ascienden: se creen los mejores y solo son... mediocres, pero te ganan en ambición.
“El exceso de confianza en uno mismo ayuda a subir en la escala
social. Los individuos que se creen mejores que los demás, aunque
objetivamente no lo sean, son los que alcanzan un mayor estatus
profesional y social”. Esta es la clave que determina la movilidad
social, según se plasma en el estudio A Status-Enhancement Account of Overconfidence dirigido por el profesor de la Haas School of Business de Berkeley Cameron Anderson, en colaboración con investigadores del IESE Business School de la Universidad de Navarra. Unas conclusiones que valoran
el manejo de los recursos emocionales propios y la imagen que cada uno
se autoconstruye por encima de la procedencia social, relativizando así el hermetismo de la herencia de clase.
Este
exceso de confianza (irreal) estaría motivado, según Anderson, por el
propio atractivo del ascenso social, ya que así se conseguiría más
fácilmente el respeto y consideración de los demás, a parte de la
influencia sobre ellos en los que se basa el estatus. Los investigadores
ponen como ejemplo su propio ámbito de trabajo: “El 94% de los
profesores universitarios se creen más talentosos que sus compañeros, lo
que estadísticamente es imposible”, pero con esta actitud consiguen,
como se ha demostrado en los grupos de discusión, una mayor atención, prestigio y admiración que, a la larga, acaba posicionando a estas personas en un nivel profesional alto.
Los
investigadores partieron de la base de que la sobreconfianza puede ser
perjudicial y acarrea ciertos riesgos. Sin embargo, concluyeron que se
gana más de lo que se pierde. “Los resultados del estudio explican por
qué el exceso de seguridad en uno mismo es tan común, y es que
proporciona grandes beneficios sociales para el individuo que tiene esta
falsa creencia”, apunta Anderson.
Liderazgo e inteligencia
Esta nueva aportación a las teorías de la movilidad social serviría también para explicar el hecho de que no siempre ascienden en el trabajo o en la escala social las personas más competentes, sino las que mejor saben venderse.
Una explicación extensiva a cualquier tipo de organización, sobre todo
en los partidos políticos, donde sus miembros son más susceptibles a
dejarse llevar por las figuras con más reputación y reconocimiento,
aunque sea racionalmente injustificado.Creer excesivamente en uno mismo es más beneficioso que perjudical
En
uno de los experimentos del estudio, los investigadores conformaron un
grupo de 242 estudiantes de MBA a los que se les entregó una lista de
personajes históricos, entre ellos algunos inventados o muy poco
conocidos, para que los identificasen. Una vez recogidos los resultados,
se dio la situación de que los alumnos que aseguraron haber reconocido a
todos los personajes, intentando demostrar falsamente que tenían más
conocimientos que los demás, fueron también los que lograron mayor
prestigio por parte del resto del grupo. La mayoría de los participantes
no identificaron el exceso de ego en sus compañeros y simplemente asociaron sus resultados a sus supuestas capacidades.
Nos engañan y nos dejamos engañar
El
simple engaño no es suficiente para ganarse la confianza de los demás.
Según se desprende del estudio, este tipo de individuos cuentan con unas desarrolladas habilidades sociales
y saben manejar perfectamente la retórica, el lenguaje corporal y otros
recursos para ganarse al resto del grupo. Como se reveló en los grupos
de discusión, los líderes coparon más minutos hablando que los demás, se
explicaron en todo momento con total seguridad y fueron más convincentes que el resto de compañeros cuyos currículos y conocimientos eran mayores.
Lo más curioso para Anderson es que estas personas se ganaron la
simpatía del resto del grupo a pesar de la prepotencia de la que se les
podría acusar. Sin embargo, “su comportamiento fue muy sutil,
sintiéndose cómodos y haciendo sentir lo mismo a los demás, en su tarea
de convencer sobre sus altas competencias, a pesar no tenerlas siempre”.
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