Ulrick Beck dice “vivimos la tragedia de estar en momentos revolucionarios, sin revolución y sin sujeto revolucionario”.
Dentro de la izquierda hay un debate sobre el euro, pues hay una duda hamletiana ¿seguir o salirnos del euro? Veamos
Por un lado, hay un sector de la izquierda que piensa que se puede
cambiar la Unión Europea con su estructura actual. Por el otro lado,
otro sector de la izquierda, los que plantean la salida del euro, porque
entienden que esta Europa es imposible de transformar y los
neoliberales que la diseñaron lo hicieron muy bien, dejando como muy
difícil cualquier cambio.
Aunque la Comisión Europea fuera de
izquierdas, ésta tendría que aplicar el Tratado de Lisboa, que es el
tótem neoliberal europeo. Gran parte de la izquierda española y europea,
siguen soñando con el estado del bienestar, sin darse cuenta que ya
está desapareciendo y debemos ser radicales en las medidas a tomar, para
que esto no acabe sucediendo.
La izquierda ha visto a Europa
como una referencia en su lucha constante para alcanzar la democracia y
el bienestar social. Esto explica la persistencia de permanecer en ella
aunque con unos costes increíbles en su estado del bienestar y en las
instituciones democráticas. Nunca un país había sido sometido a
políticas tan nefastas de austeridad de gasto público y de deterioro
laboral, en contra de la opinión del pueblo. La bajada de salarios que
se ha producido en España no se ha visto nunca en los tiempos modernos
en un país desarrollado.
Hoy es imposible cambiar el sistema
europeo actual, poco a poco y sin pausa desmonta la ya poca Europa
social existente sino también el sentimiento europeísta basado en la
fraternidad entre los pueblos.
Debemos tener claro que dentro
del marco del euro no es posible realizar políticas transformadoras que
beneficien a las clases populares. No hay margen alguno para la
política, estando secuestrado todo el marco institucional, careciendo de
cualquier tipo de proyecto de construcción de una política de
integración real de Europa.
Mario Draghi, actual presidente del
BCE en unas declaraciones a The Wall Street Journal reconoció, que la
Europa social había terminado, que no era sostenible. Esto se ha ido
confirmando, pues los estados de bienestar y la calidad de vida ha ido
descendiendo sin cesar.
Como vemos diariamente todas las
políticas que se realizan, están encaminadas a conservar los intereses
de las élites europeas y en contra del bienestar de las clases
populares. En resumen el euro es la síntesis más cruda y acabada del
capitalismo neoliberal. La clase política tanto nacional como europea se
han subordinado al proyecto neoliberal, restringiendo los márgenes para
cualquier tipo de reforma, que no actué en su beneficio.
Consecuencia de esta política neoliberal europea, la eurozona se ha
consolidado como un espacio económico asimétrico de acumulación de
capitales en el que las economías periféricas, como la de España se
verán condenadas a largos periodos sin crecimientos posibles.
Las políticas de austeridad desarrolladas por las élites europeas
demuestran la hegemonía respecto al mundo del trabajo, que ha permitido
romper el pacto implícito con el que se había creado el estado del
bienestar.
Como podemos comprobar un día sí y otro también, la
eurozona no avanza en un proyecto político federal y se mantiene en el
terreno monetario, que junto a la libertad de capitales, bienes y
servicio configuran un gran mercado que permite una mayor reproducción
de capitales, facilitando la dominación de unos Estados a otros, sobre
la base de la aparente neutralidad, que se le atribuye a los mercados.
¿Qué habría que hacer?
Hasta que la salida del euro por parte de algún país no sea percibida
como un problema real, no habrá solución para los países de la
periferia, para que se recompongan sus economías. Mientras nos atenace
el miedo de romper las cadenas del euro por no saber qué sucederá, no se
avanzará. En otro momento histórico, después de la Gran Depresión de
1929, estábamos en una situación parecida, pues no se sabía que
ocurriría cuando se rompiera con el patrón oro. Al final, se rompió y se
salió hacia un futuro mejor.
Mientras esa parte de la
izquierda no rompa con ese miedo de romper el euro, provocará que
estemos inmersos en un largo periodo de sufrimiento social y económico
para la inmensa mayoría de los españoles. Nos están llevando en estos
momentos hacia la deflación con escaso crecimiento económico, y apoyando
las elites al capital más parasitario.
Trabajar en la creación
de un gran bloque político social en el sur de Europa a partir de los
partidos de izquierda y de las organizaciones que se opongan al
neoliberalismo. Con un programa muy claro, por un lado hacer que el BCE
se restructure totalmente y que desempeñe el papel que hacen los bancos
centrales en otros países donde no se preocupe exclusivamente de la
inflación y de los beneficios de las entidades financieras, sino que
tenga como base de actuación el desarrollo de los distintos Estados que
conforma Europa, haciendo que luche activamente contra el paro.
Por otro lado diseñemos un nuevo proyecto de Europa totalmente
diferente del actual, donde el hombre sea el motor hegemónico y no las
finanzas como ahora. Esto es lo que hace imposible seguir con al actual
Europa. Trabajemos por una Europa social, cultural, federal y
democrática basada en los principios de libertad e igualdad.
Aquellos que desde la izquierda española se oponen a salir del euro, no
nos proponen a cambio que política desarrollar. Como vemos, con la
actual arquitectura institucional de la neoliberal Europa, es imposible
que se cambie, condenando a España a un desempleo y precariedad por
muchísimos años. Si se oponen a salir del euro, nos deberían explicar
cómo resolver políticamente el desempleo y el gran descenso de los
salarios en España, no con medidas teóricas sino con medidas reales. Por
lo menos, pongámonos de acuerdo en amenazar con una salida real del
euro si no se producen cambios y realizarlo si no se avienen a ello.
Esto es lo mínimo que la izquierda española y del sur de Europa debería
hacer.
06-Feb-2014
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